Los Arquetipos han surgido de la experiencia misma del ser humano, y representan las cualidades positivas y negativas que hay dentro de cada uno. Son una proyección universal de los pensamientos y emociones colectivas de la humanidad. Estos arquetipos o roles, pueden ser desde el Sanador, el Guerrero, la Madre, el Mártir y muchos más. Nos identificamos con ellos porque reflejan aspectos de nuestro propio inconsciente. Ulises, por ejemplo representaba el arquetipo del guerrero que debía usar su ingenio en sus viajes y aventuras.
Son proyecciones de las cualidades humanas: fortaleza y debilidad, amor y odio, coraje y temor.
Nuestras experiencias diarias en el mundo reflejan los roles que establecemos en nuestros mundos emocionales internos. Por ej. cuando nos sentimos desamparados ante los momentos complicados puede que nos estemos identificando con la Víctima en vez de la Madre.
La Víctima siente que todo Le pasa, pierde poder ante su propia autonomía y echa las culpas afuera.
Se siente desvalida ante el mundo, necesitado de un otro que le venga a salvar, le resuelva. Por el contrario, cuando estamos ubicados en el arquetipo de la Madre somos abundantes con nosotros mismos como la madre tierra. Nos cuidamos y protegemos, podemos tomar decisiones que sean para nuestro bienestar, nos nutrimos y amamos. Víctima y Madre son los arquetipos en negativo y positivo, dependiendo si uno está desequilibrio o equilibrio.
Crear arquetipos sanos en nuestra vida es fundamental para la sanación y la evolución. Nos dan una muestra del estado de maduración y de auto cuidado en el que estamos, y de poder personal.
Las personas de gran poder tienen mucha energía. Pueden tener muchos intereses, hacer muchas cosas y conservar la energía. Por otro lado, las personas con su poder personal mermado tienden a enfermarse, tienen poca energía vital y requieren de mucha atención.
Su forma de vivir se basa en el sacrificio y la lucha en vez del placer y la abundancia.
Para tener una vida plena entonces debemos ser conscientes con qué arquetipos nos estamos identificando para ir sanando y así que la balanza se incline hacia los roles más sanos y beneficiosos para nosotros. Se trata de ir subiendo peldaños en la escalera hacia estados superiores de consciencia y así aceptar la responsabilidad por nuestras vidas.
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