Prana es la palabra sánscrita para designar la energía de múltiples manifestaciones, que en el cuerpo humano aparece como fuerza vital o nerviosa que hace posible la vida. Aunque el prana se manifiesta como fuerza vital también toma las modalidades de electricidad, luz, calor, magnetismo y gravitación, porque es la energía del universo. Etimológicamente, prana significa aliento, soplo de vida.
En el Chandogya Upanishad se afirma: “Todos los seres entran a la vida aquí abajo con el aliento y la abandonan con el aliento”.

La manifestación más sutil y elevada de toda la acción del prana en el ser humano es el pensamiento. La más tosca es el movimiento de los pulmones. Aunque se encuentra en todos los elementos, la mayoría lo extraemos de la atmósfera.
Todos los seres humanos, animales y plantas están conectados con el infinito océano de prana.
El prana circula a través de canales llamados nadis, que comunican un chakra con otro. Ya en textos muy antiguos se mencionaban estos canales. Existen 72.000 nadis que surcan el cuerpo sutil en todas direcciones.
Los 3 nadis principales son: Sushumna, Pingala e Ida. Existen dos corrientes nerviosas situadas a lo largo de la columna. La izquierda se llama Ida y la derecha Pingala. Las dos son nadis. El Sushumna corre por la parte central y a lo largo de la médula espinal.
Es importante que la energía fluya libremente por los nadis. Un bloqueo de energía puede producir enfermedad a nivel físico, mental y espiritual. Para que la energía fluya, en yoga se utilizan varias técnicas, como las asanas y los pranayamas.
Las diferentes posturas hacen que se ejerza presión en diversos puntos y la energía circule, para poder despertar el potencial espiritual.
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